Se ha escrito mucho acerca de las identidades visuales de los fabricantes de coches y nada, o casi nada, de los logotipos de sus modelos. He recogido una buena muestra de ellos para poder reflexionar un poco sobre ello.
En una primera mirada observamos que prácticamente todos coinciden en el uso del plateado como color. De ello se deriva que no hay criterios diferenciales de color entre los logotipos de los distintos modelos del conjunto de las marcas: prácticamente todas coinciden en el plata.
Hay una renuncia expresa a diferenciarse entre ellas por color y aplicación ya que casi todas ellas también coinciden en el relieve.
Podemos deducir con facilidad que probablemente el plata es el color que mejor se comporta sobre los distintos colores usuales de las carrocerías. Aún así, sorprende no encontrar prácticamente ningún intento para huir de ese hábito tan compartido y tratar de encontrar un modo diferencial.
Así que, en consecuencia, la diferencia radica exclusivamente en el carácter tipográfico propio de cada logotipo. Y en cuanto a eso parece evidente que las marcas no les dedican la misma atención, interés y cuidado que al diseño de sus vehículos.
Los logotipos de producto son en general deficientes y en la mayoría de los casos alejados –e incluso contrarios- a la tipología del diseño de los vehículos que los ostentan.
Tampoco parece que haya gran preocupación por como éstos se relacionan formal y tipográficamente con las identidades visuales de las marcas con las que conviven y se relacionan.
En definitiva, los logotipos de producto no son ni mucho menos lo mejor resuelto de todo lo que se relaciona con el diseño en el ámbito de los fabricantes en el sector automovilístico.
Y la gran pregunta és: ¿por qué?.