Todo va a mil. La tecnología y la globalización hacen que los ciclos sean cada vez más cortos y los cambios lleguen cada vez más rápido.
Uno de los signos más visibles de esta transformación es la redefinición de la familia como núcleo de convivencia. Me encanta el concepto de familia interespecie, acuñado recientemente, que reconoce el nuevo lugar que ocupan las mascotas.
En muy poco tiempo, perros y gatos han pasado de ser herramientas de trabajo a miembros de pleno derecho dentro del hogar, con prioridades y afectos que antes estaban reservados a los humanos. Si me preguntáis a mí: merecidísimo.
Porque los animales sienten, te acompañan, se quedan contigo pase lo que pase y además, hacen muchas gracias. ¿Cómo no quererlos?
Estamos entrando una etapa super interesante en que, casi de la misma manera, los robots están dejando de ser Turmix o aspiradoras, para ser compañeros de las personas.
Me ha llamado especialmente la atención el lanzamiento del Kawasaki Corleo esta semana. Una especie de caballo-pantera robótica, sobre la que puedes montar y que te lleva a lomos de una forma que parece pura fantasía. Recuerda a esas figuras de animales gigantes protectores como el lobo de La princesa Mononoke o Fujur, el dragón de La historia interminable.
Y de repente, este vehículo deja de ser algo que deseas comprar y empieza a parecer algo que te gustaría adoptar. Sé que el matiz es personal, pero intuyo que es una emoción bastante compartida.
Sucedía algo parecido cuando la comunidad empatizaba con el perro robot al que los ingenieros le daban patadas para tratar de derribarlo.
La nueva versión de Google Gemini, lanzada a mediados de marzo, ya está preparada para instalarse en humanoides capaces de interactuar con personas en tareas del día a día.
Y esta web me parece casi profética:
Una plataforma llamada directamente “Robots como tú”, que compara robots para saber cuál es mejor según la tarea. Pero detrás parece latir una idea todavía más potente: ¿cuál se parece más a ti?
Somos humanos. Y no podemos evitar antropomorfizar la inteligencia artificial. Ni empatizar con humanoides o robots con formas animales.
Las emociones siempre han sido la puerta de entrada de las marcas. Y es probable que la IA no solo quiera que las marcas nos interesen, sino que entren en nuestro círculo íntimo. ¿Quién sabe? Tal vez en nuestro círculo familiar.
Sergi Delgado, creador de esta valla, presenta una obra magnética que se impone con una…
Cada vez es más interesante cómo las marcas participan del diálogo cultural. Me gusta mucho…
Paradiso Fest: Un festival creativo en un lugar único La semana pasada asistimos a la…
Kia (Musk) No debe de ser fácil ser director de marca en Tesla estos días.…
Range Rover Range Rover ha lanzado su primera colección de fashion & lifestyle. No es…
El hackeo británico de las Reviews Hace unas semanas leí una historia maravillosa. Para evitar…