A los diseñadores nos gusta hablar de otros diseñadores y me pregunto si será porque a los diseñadores nos gusta hablar de las personas. Me gustaría que fuera así porque en este post quiero hablar de un diseñador pero también, de la persona que está detrás. Él es Massimo Vignelli y su trabajo y sus valores son paradigmáticos.
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El diseñador
Massimo Vignelli es una de las grandes referencias del diseño desde el último tercio del siglo XX hasta hoy. Después de estudiar arquitectura, se trasladó a Estados Unidos donde en 1960, fundó Vignelli Associates (originalmente Unimark International). A lo largo de los años su estudio de diseño se convirtió en el epicentro de este pequeño universo que es el diseño y desde allí, desarrolló proyectos de branding, packaging, señalética, arquitectura y diseño industrial bajo su máxima creativa “si puedes diseñar una cosa, puedes diseñar todo”.
Desde su personal perspectiva vinculada con la tradición modernista nacieron algunas de las marcas más reconocidas como Knoll, American Airlines, Bloomingdales, United Colors of Benetton o Sisley. En todas ellas, las pautas marcadas por la geometría simple y los colores básicos están presentes, así como la personalización, el orden, la sencillez, la pureza de líneas y la elegancia austera.
Su obra
Si un trabajo define la trayectoria de este diseñador italiano es, sin duda, el proyecto de diseño del mapa y la señalética del metro de Nueva York. La importancia de este proyecto, desarrollado en 1972, reside en el ejercicio de abstracción y simplificación de una información tan compleja como es la organización sobre un plano de una gran ciudad con una red transporte metropolitano caótica. La repercusión de este trabajo todavía es importante porque marcó una norma universal en la comunicación visual de los transportes urbanos.
Para entender la transcendencia del trabajo de Massimo Vignelli como diseñador simplemente hay que recordar que su trabajo es materia de estudio y que muchos de sus diseños, pertenecen a las colecciones permanentes de museos como The Museum of Modern Art (MOMA), The Metropolitan Museum of Art y The Cooper-Hewitt Museum. Por tanto, hacer un resumen del trabajo de Vignelli es sencillo porque la trascendencia de sus proyectos habla por sí misma. Pero no quiero olvidar en este post el enfoque personal, es decir, la persona que está detrás de una mente gráficamente moderna y que Tom Geismar, fundador de Chermayeff & Geismar & Haviv, reconocía que tenía la habilidad de conseguir que lo difícil y complejo se transformara en sencillo y obvio.
La cultura
A los diseños de Massimo Vignelli le sobreviven sus gestos desinteresados en pro de la cultura y la educación universal. Su humildad a la hora de reconocer que era la referencia de muchos diseñadores y, ante el hecho de que otro diseñador pudiera aprender de su trabajo, es clara cuando afirmaba: “Pienso que debe ser útil pasar alguno de mis conocimientos profesionales, con la esperanza de que los jóvenes diseñadores mejoren sus habilidades. La creatividad necesita el soporte del conocimiento para poder ser mejor”. Estas palabras forman parte de la introducción de su obra The Vignelli Canon, un libro en el que analiza cuestiones fundamentales del diseño como el uso de la tipografía, el color y las retículas y en el que también, desvela su proceso de trabajo. El valor de este libro está tanto en su contenido, como en el hecho de que es un tratado gratuito al que todo el mundo puede acceder. Vignelli concibió este libro como una herramienta de estudio de libre acceso y que se puede descargar desde el site de Vignelli Associates dando, sin ningún alarde, un paso importante para acercar la cultura a todos los extractos sociales.
En 2008 Massimo y su esposa, la también arquitecta y diseñadora Lella Vignelli, a la que siempre nombró coautora de todos los diseños de Vignelli Associates, donaron la totalidad de su archivo y todos sus diseños a Rochester Institute of Technology situado en Nueva York y que es uno de los centros de estudio y exposición del diseño más importantes del mundo. Ambos comunicaron que con este gesto “estaban viendo como su sueño empezaba a tomar forma” porque su implicación con la educación y la cultura era plena.
Nos despedimos de Massimo Vignelli, el diseñador, el pasado mes de mayo con la conciencia de que su trabajo seguirá siendo un ejemplo de sabiduría y que su figura es irremplazable.
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