En esta segunda parte del post sobre las marcas de los grandes estudios cinematográficos veremos 2 nuevos ejemeplos: Columbia y Warner Bros. Para quien no hay leido la primera parte puede leerla aquí.
Columbia
Fundado en 1919, no fue hasta los años 40 que no emergió como uno de los grandes estudios de Hollywood, en 1982 fue comprado por la Coca-Cola y vendido siete años después a Sony por 3,4 biliones de dólares.
Su identidad ha ido evolucionando con los años. Empezó con un logotipo tipográfico y en 1924 aparece por primera vez la figura de una mujer ataviada como un soldado romano. Con los años la figura de la dama fue evolucionando, entre 1928 y 1936 aparece por primera vez sujetando una antorcha con un tocado ceremonial y envuelta en la bandera de los EEUU, entre 1936-1976 mantiene la bandera y se coloca encima de un pedestal, a partir de 1976 desaparece la bandera y en 1992 se encarga al artista Michael J. Deas que realice una nueva pintura de la Dama de la antorcha, y usando como modelo una ama de casa de Lousiana de nombre Jenny Joseph, pinto la Dama de la antorcha que vemos hoy en día en todas las películas producidas por Columbia Pictures.
http://youtu.be/yNyWucMvgo8
Warner Bros
La familia Wonskolaser emigraron a los EEUU a finales del siglo XIX desde Polonia, y al llegar su padre les cambió el apellido a Warner. En 1903 los hermanos Warner compraron un pequeño cine y en 1904 fundaron un distribuidora que empezó a producir películas durante el transcurso de la I Guerra Mundial. En 1918 abrieron el estudio en Hollywood produciendo en 1927 la primera «Talking picture» Jazz the Singer. Si queréis saber más acerca de la historia del estudio no os perdáis el documental The brothers Warner.
El logotipo de Warner Bros. es uno de los que más cambios ha sufrido desde sus inicios, desde pequeños cambios a cambios radicales motivados por nuevos accionistas mayoritarios (1967 y 1972) y siendo en 1972 el cambio más radical de la mano del mismísimo Saul Bass. (logotipo que aún se mantiene para el área de Warner Music).
Termino aquí esta serie de dos capitulos sobre la identidad corporativa de los grandes estudios cinematográficos, destacando como estas grandes marcas se han ido adaptando y actualizando con el paso de los años con pequeños rediseños, muchas veces imperceptibles para el público en general, consiguiendo mantener las marcas en lo mas alto en un sector tan competitivo.