Poco pensaría George R. R. Martin, el escritor de la saga de libros “Canción de hielo y fuego”, la que más tarde se convirtió en la serie Juego de Tronos, que ésta tendría tanta repercusión mediática. Esta última semana terminó su sexta temporada con un récord de audiencia, siendo hasta ahora su último capítulo, el más visto de la serie con 8,1 millones de espectadores, todo un fenómeno televisivo.
El mundo del branding no escapa a esta aventura de fantasía medieval, lo podemos ver principalmente representado en los blasones de los escudos de las casas de las diferentes familias o linajes, ya que estas representaciones gráficas que les identifican y les representan, actúan como marcas propias.
Cada personaje pertenece a una casa que tiene su blasón, así podemos ver como los protagonistas, la casa “Stark”, están representados por el lobo, el antiguo reino que ahora busca recuperar su trono es la que pertenece a la familia “Targaryen”, representada por un dragón de tres cabezas y el actual reino pertenece a la casa “Lannister”, simbolizada con un león.
En los últimos capítulos, algunos de estos blasones se han podido ver reproducidos en un gran despliegue de marca, como si de una campaña de marketing se tratara. La ya mencionada casa Targaryen aparece en las velas de una enorme flota de barcos y el de la casa Bolton, que esta representada por un hombre desollado en forma de cruz, se muestra en armaduras, estandartes, escudos e incluso lo vemos presentado con personas de verdad desolladas y puestas en una cruz ardiente, para representar el blasón en formato corpóreo.
Estos escudos actúan como logotipos, identificando sus casas, aportándoles valores (incluso tienen su propio lema, su claim), creando engagement y haciendo que la comunidad de fans, se sienta representada por ellos y se posicionen a favor y en contra de unos u otros. La casa Stark podría representar el honor y la humildad, la Lannister el orgullo y el poder, la casa Targaryen el afán de conquista y la pureza, casa Bolton la fuerza y codicia. La serie es una lección de cómo conseguir el poder a través de la estrategia.
La heráldica, o ciencia de los escudos, del blasón, se define como el “arte de explicar y describir los escudos de cada linaje, ciudad o persona” y proviene del S.XV. Se desarrolló hasta tal punto en la edad media, que se convirtió en un código formalizado de identificación en toda Europa, siendo utilizado por la nobleza, la iglesia, los gremios, las asociaciones, ciudades, villas y territorios. Se podría decir que la heráldica fue uno de los padres o una de las semillas del actual mundo del branding y la comunicación visual y el blasón, ha evolucionado hasta convertirse en la marca; cambiando y aumentando con el tiempo en su uso, valor y forma estética.
Muchas marcas actuales basan su diseño en un rediseño del escudo original del fundador de la marca o de escudos que representan la región donde se encuentran. Con el tiempo, los avances en los conocimientos de comunicación y las mejoras en el manejo de técnicas gráficas, han conseguido que se idearan diseños formalmente más simplificados a la vez que eficaces, pero sin perder la esencia ni el significado de sus elementos.
En el mundo del motor podemos verlo en marcas como Ferrari, Porsche, Alfa Romeo, Cadillac… La mayoría de clubes deportivos conservan el diseño de sus escudos: el Manchester United, Juventus, Bayern de Munich, FC Barcelona, Olympique de Lyon… En bebidas alcohólicas como cerveza, vino, whisky o vodka también se recurre a representar elementos heráldicos como símbolos de nobleza, tradición o sofisticación. Pero uno de los ejemplos más visibles son los escudos de las ciudades, un buen ejemplo de síntesis de las formas y adaptación a las necesidades prácticas de hoy en día. Son ejemplo de ello los ayuntamientos de Barcelona y recientemente el de Madrid.
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