En el entorno actual, la presión que sufren las compañías para crecer, lograr más participación en el mercado y una mayor rentabilidad – lo que lleva a las empresas a la búsqueda de nuevos usos, mercados, canales y consumidores – ha convertido a las extensiones de marca en una de las prioridades de las agendas y planes anuales de marketing y branding.
Según un estudio de Nielsen sobre marcas realizado en EEUU y UK, las extensiones de marca son cinco veces más exitosas que los nuevos lanzamientos: el aprovechamiento de la reputación, calidad, credibilidad y autoridad previamente establecidas por la marca madre aumenta notablemente las posibilidades de éxito. La facilidad y los ahorros de costes que pueden suponer en el lanzamiento de nuevos productos o desarrollos es una tentación para cualquier compañía y es un factor que anima a aventurarse.
Sin embargo, los riesgos pueden ser irreversibles y deben valorarse con cuidado, ya que el daño que se puede infringir a la ‘marca madre ‘ no es irrelevante (imagen, contraindicaciones…). De hecho, hay sonados éxitos como sonados fracasos en el campo del branding de producto.
Pero, ¿qué ocurre realmente en el mercado? ¿Hasta cuándo, dónde y cómo puede extenderse una marca? Empecemos por definirla. Una extensión de marca es una estrategia de branding y marketing que utiliza una marca ya existente (una marca paraguas) y desarrollada para el lanzamiento de otro producto bajo el mismo nombre, pero para otra categoría de productos.
Un ejemplo es Colgate, un reconocido dentífrico que hace años se extendió también a los cepillos dentales. En España nos llama especialmente la atención el caso de Don Simon: zumos, caldos de pollo, vinos, horchata, leches vegetales… todo bajo una misma marca. Durante un tiempo, fue el tetrabrick originario de los vinos el que hizo gran parte del trabajo de vinculación y de plataforma de transferencia a la relación precio/calidad del producto. ¡Hasta ahí llegaron!
Otro ejemplo sería Kit-Kat (de barritas chocolate a helados, etc.)
A diferencia de una extensión de marca, la extensión de producto podría ser considerada una extensión para una nueva variedad en la misma categoría de productos. Una técnica que suele usarse para sabores, usos o incluso formatos, como Ariel Pods versus Basic o Actilift. O el caso de Fontvella Go.
También Coca-Cola lanzó su variedad ligth o zero en toda la gama de colas. Y Fairy lavavajillas a mano extendió sus productos a lavavajillas a máquina.
Armani además de fragancias, gafas y cosmética ha lanzado una cadena de hoteles, un estilo de vida y experiencia afines a los que la propia marca de moda puede ofrecer.
Como decíamos, las extensiones de marca son una tentación para cualquier gestor de marca por sus amplios beneficios y por las oportunidades de negocio que representan. Entre sus puntos favorables destacan además:
Por otro lado, los riesgos que pueden representar si no se hacen correctamente son:
Un ejemplo real de estos peligro lo vivió una compañía de solera cuando Colgate lanzó una lasaña precocinada en EEUU con el argumento de que la comida provocaría posteriormente la necesidad de la higiene bucal.
En definitiva, y aunque una extensión es una tentación siempre apetecible, se requiere analizar y evaluar correctamente todos esos riesgos y evitar actuar a la ligera. En extensiones, piénselo dos veces: dónde, cómo y por qué.
Próximamente, la segunda parte de este post.
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