Las empresas que nacen grandes son una excepción. Aunque con el tiempo se olviden los inicios, la mayoría de las compañías consolidadas y multinacionales actuales nacieron como startups y fue gracias a una propuesta de valor adecuada que lograron crecer, desarrollarse, y perdurar en el tiempo.
¿Qué diferencia a estas empresas del resto de iniciativas emprendedoras que desaparecieron con los años y nadie recuerda? Pues muchas cosas, seguro, pero entre otros factores supieron construir una marca poderosa como uno de sus activos fundamentales de su modelo de negocio desde su origen.
A continuación compartimos contigo las 4 claves de branding para que puedas seguir sus pasos.
A la hora de crear una startup es imprescindible definir cuál es su propósito, es decir, su propuesta de valor, que no es otra cosa que la razón por la que existe en términos de valor para sus usuario. Evidentemente la razón de ser de una empresa va más allá de tener éxito con el plan de negocio y obtener beneficios económicos. En realidad esto es consecuencia de lo anterior. Debemos insistir más en que la marca y su personalidad deben ser un pilar estratégico en la propuesta de valor. Para las startups es clave al ayudar a conseguir barreras emocionales de entrada a nuestro espacio, no solo basar su éxito en funcionalidades.
Definir el propósito como marca en una startup requiere de un proceso, en el que aplicar la metodología Lean Startup ayudará a economizar recursos. Esta filosofía se basa en el ciclo investigación-validación-ajuste y de ella podemos extraer los siguientes pasos:
La identidad de marca es un conjunto de elementos que permiten a la startup expresar su propuesta de valor de una forma propia, diferencial y perdurable en el tiempo.
Se compone de la identidad verbal (tono y lenguaje en el que habla), la identidad visual (logotipo, colores, sistemas gráficos…), y en ocasiones también interviene la identidad sonora e incluso la identidad olfativa.
El logotipo es importante porque es un elemento simbólico que representa a la marca, y deberá tener las condiciones necesarias para transmitir y cargarse con las asociaciones que buscamos. Sin embargo, el público interactúa con la marca en diversos puntos de contacto o touch points, en los que hay oportunidad de fortalecer su relación, de modo que todas las expresiones y manifestaciones de la marca deben ser coherentes y transmitir su el propósito y su la personalidad de la marca. Ejemplos de ello son las páginas web, las campañas de email marketing, el packaging de los productos o incluso las llamadas telefónicas.
Si el branding de una startup inicia y termina con el logotipo, se está quedando muy corto: es un claro pain. De hecho, debes entender cada interacción que tienes con tus clientes como una oportunidad para construir tu marca: todo cuenta y debe estar planteado sobre la misma base. Todo lo que hace y dice la startup debe estar planteado en clave de la marca.
Todas las personas de las distintas áreas y departamentos de la startup deben conocer y compartir los principios y el propósito que rigen la marca, la propuesta de valor, pues en su interacción con los usuarios de interés son fundamentales para generar la experiencia deseada entre los clientes. Ninguna empresa puede construir una marca sólida si no cuenta con el compromiso de toda su organización.
No obstante, esto no se produce por generación espontánea, sino que debe trabajarse de forma activa y planificada para lograr el compromiso de todos los que componen la startup con la propuesta de valor. Desde el primero hasta el último.
La labor del branding no termina con la creación de la marca. Más bien es el principio, porque la construcción de la marca es un proceso permanente que no termina nunca. Y aunque poner unas buenas bases es importante, debes medir continuamente el desempeño de tu marca y adaptar si es necesario la estrategia a los cambios y tendencias que puedan suceder.
Recuerda que lo que no se mide no se puede gestionar. Define las herramientas y KPIs que sean claves para controlar la evolución de tu marca, entre los que debes considerar aspectos como la relevancia, valor, notoriedad, conexión emocional, lealtad y accesibilidad, así como ratios económicos que te permitan conocer la salud de tu marca en todo momento.
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